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miércoles, 8 de abril de 2009

DÍA 4 - 6 DE ABRIL

Carretera y Manta

Poco a poco todos vamos cogiendo ya el ritmo del viaje que tiene pinta de resultar agotador. Con tan sólo 7 horas dormidas después de la gran caminata de ayer, ha llegado el momento de abandonar San Francisco y continuar nuestra ruta por la costa oeste. Próxima parada Yosemite National Park.

Hoy todos nos hemos levantado pronto, hemos desayunado y entre check-out, limpieza de habitación y demás hemos conseguido salir del hostel a las 9 de la mañana. Una excelente hora para llegar sobre las 12,30-13 a Yosemite, sin embargo el mapa, el GPS de Mabel y nuestra propia orientación ha provocado que durante algo más de media hora hayamos estado perdidos en dirección contraria.



Después de unos momentos de tensión provocados por esta pequeña pérdida, volvimos al buen camino. Y aquí nos encontramos son las 11,30 y estamos camino de Yosemite. Llegaremos a la hora de comer más o menos. Poco a poco el paisaje urbano y los enormes edificios dan paso a los pequeños pueblos y urbanizaciones, y más allá a los bosques de pinos de interminables dimensiones.


Naturaleza pura






El parque de Yosemite se caracteriza por las cascadas de agua que se generan en la época de deshielo (abril es muy buen mes para visitarlo), las paredes de roca verticales y sus osos negros en libertad que son muy fácilmente divisables. Entrar en él, como en el resto de parques naturales de Estados Unidos cuesta 20 dólares por coche, independientemente del número de personas que vayan. Alojarse dentro del parque es bastante complicado, pero hay varios campings para elegir siempre que hagamos la reserva con tiempo suficiente. Nosotros hace dos meses ya no encontramos ningún lugar donde alojarnos dentro del parque.





Cuando llegamos a Yosemite lo primero que nos llamó la atención fueron las distintas cascadas que caen con fuerza al río Merced, aquí se encuentra el décimo salto de agua más alto del mundo. Comimos en la orilla del río en un lugar especialmente habilitado para ello. En estos parques no se puede comer en cualquier lugar ya que te puedes ver asaltado por un oso. Los merenderos están especialmente acondicionados para que los olores no atraigan a estos animales. Las basuras se encuentran bajo tierra y tienen un pequeño cercado para evitar que los osos busquen en ellas su alimento. De ahí hicimos una pequeña ruta que nos llevó debajo de una cascada. Desde allí pudimos observar varios ciervos y ¡una cría de oso!. Por el parque también había cientos de ardillas grises.


Lagos y paredes verticales han sido el escenario que nos ha rodeado durante toda la tarde. El espectáculo merece la pena, pero eso sí, nos hemos quedado con las ganas de ver las secuoyas gigantes, ya que la carretera que llevaba hacia ellas y que también llevaba a Bishop, el lugar donde debíamos dormir, estaba cerrada en invierno.






Este hecho ha provocado que tengamos que dar la vuelta y hacer un recorrido de unas 5 horas más por carretera, bordeando los parques naturales en vez de cruzarlos. Menos mal que durante el viaje vamos animados con el CD que contiene 148 canciones (por el momento) de Olga que incluye grandes éxitos de ayer, hoy y siempre.


Además todo ello nos ha llevado a vivir una aventura más en suelo americano. Un Sheriff nos ha parado con sus luces de patrulla y linterna para alumbrar la parte trasera del coche. Todo muy americano. Al parecer Judith no había encendido las luces del coche nada más arrancar y le pidió de muy buenas maneras que las encendiera, que la carretera era muy oscura. Todo ello mientras Olga le decía que entendía sólo "un poquiro da espaniol" con perfecto acento inglés. Está claro que Olga debe ir a partir de ahora siempre en el asiento de copiloto para evitarnos sustos con futuras paradas policiales.


Después de varias horas conduciendo, pasando por Fresno y Bakersfield, decidimos buscar alojamiento cierta del desierto del Mojave. Y qué mejor para dormir que buscar un típico motel de carretera americano para pasar la noche. De esos de dos plantas donde al lado nuestro está el alcalde con una amante y un poco más allá dos amigas fugitivas de la ley. ¡Y lo encontramos! además con un nombre muy propio para nosotros que somos 6, el Motel 6. De estética típicamente americana y lo mejor, con precio muy muy contenido. La noche en una habitación doble con cama de matrimonio (es decir para hasta 4 personas) cuesta tan sólo 48 dólares, casi lo mismo que un Hostel si fuéramos dos por habitación. Hemos cogido dos habitaciones para tres y nos ha salido por 16 dólares la noche. Una pena que las camas no tuvieran vibración como hemos visto en los moteles de las películas.


Para acabar la noche, cenamos en un típico restaurante americano de carretera, de esos que te sirven más café cuando acabas. Allí Judith y yo probamos las hamburguesas (ejem, ejem) y el resto de las chicas una ensalada enorme. Su precio: unos 10 dólares por persona.






Al final, entre los kilómetros de más, la cena y el momento de actualización del blog, nos hemos acostado a las 2,15 de la mañana. Y a las 7 estaremos en pie. Nos encontramos en la puerta del desierto, el calor aumenta. Mañana visitaremos el valle de la muerte, el punto de la tierra más por debajo del nivel del mar y con mayor calor durante todo el año.