sábado, 18 de abril de 2009

DÍA 12 - 14 DE ABRIL

Hollywood Boulevard

El día más glamouroso del viaje comenzaba, o eso creíamos. Era el momento de explorar la ciudad de los sueños. Lo cierto es que nuestro hostel estaba ya en Hollywood Boulevard, pero aquello parecía más un polígono que el famoso y opulento paseo de las estrellas, así que pensábamos que simplemente estábamos bastante alejados del auténtico paseo de la fama y que la famosa calle realmente empezaría más allá.

Después de un desayuno a base de tostadas y Cheerios, salimos del hostel dispuestos a patearnos la ciudad. Al poco de salir vimos a lo lejos el famoso cartel de Hollywood en lo alto de una colina tal cual lo hemos visto retratado cientos de veces en la televisión y el cine. Pasado el concesionario de coches junto a nuestro hostel, comenzaron las estrellas a pasar bajo nuestros pies. La sensación de glamour, riqueza y lujo era básicamente nula. El paseo de la fama, el famoso paseo de la fama, ¡se encuentra en un polígono industrial! la decepción fue mayúscula. A los lados, gasolineras, 7eleven, tiendas de tatuajes y algún cine perdido con películas y espectáculos en cartelera. Ni palmeras, ni gente guapa, ni luces de colores iluminando las fachadas de espectaculares teatros.

Las estrellas en su mayoría son desconocidas. Hay más de 2000 repartidas en 5 categorías, cine, teatro, música, televisión y radio y la mayoría de los famosos que se encontraban representados eran desconocidos para nosotros. Cada año se dan 25 estrellas más a gente que todavía no se encuentra en el paseo de la fama. Cualquier persona puede nominar a otro, así que el año que viene presentaré mi candidatura, creo que soy más conocido que muchos de los que estaban allí.

A diez minutos del hostel se encontraba la famosa escalera de incendios en la que Richard Gere iba a buscar a Julia Roberts al final de Pretty Woman. Un poco más allá vimos un revuelo de gente y varios fotógrafos y cámaras, así que pensamos que tal vez fuéramos a tener suerte y viéramos a alguien famoso. Nos acercamos corriendo para ver qué es lo que ocurría y sí, así era, estaban dando una estrella post mortem al Beatle George Harrison. El revuelo de la gente no nos permitío ver quién estaba allí, aunque posteriormente nos enteramos por la página de El Pais, que allí estaban Tom Hanks y Paul McCartney. Nosotros como el All my Loving lo preferimos cantado por Los Manolos, tampoco le dimos mucha importancia y seguimos nuestro camino.
A poco minutos de allí andando se encontraba el famoso Kodak Theatre, y allí llegó nuestra segunda decepción, ¡es un centro comercial¡ Vale, es un centro comercial con tiendas bastante pijas y para gente pudiente, pero no es más que un centro comercial. Está claro que luce mucho más en la tele con dos Oscars Gigantes uno a cada lado y una alfombra roja en medio. Lo bueno del centro comercial es que desde la cuarta planta encontramos una pasarela frente a las letras de Hollywood desde las que poderse hacer una buena fotografía. Como curiosidad, la estrella de Antonio Banderas se encuentra bastante bien situada casi en la puerta del teatro.

A su lado se encuentra en Teatro Chino, desde donde se entregaban los Oscars hasta hace poco tiempo. En el suelo del teatro chino están las manos y pies estampadas de algunos famosos. Lo cierto es que el teatro chino es bastante más bonito que el Kodak Theatre, al menos más original. Además estaba engalanado ya que Zack Efron, el protagonista de Hight School Musical estrenaba película esa misma tarde allí. Más allá, cientos de estrellas se repartían por las aceras del polígono. Al menos pudimos respirar algo del aire glamouroso de Hollywood antes de volver al hostel a comer.

De camino al hostel Olga, MJ y yo caimos en el consumismo americano. Las chicas se compraron ambas nuevas bolsas de viaje. Mención especial merece la maleta de MJ con motivos de Betty Boop. Desde que se la compró no duerme pensando en si tendrá que facturarla en el viaje de vuelta. Con los 45 minutos que tiene tan sólo para hacer el intercambio de aviones en Chicago, tenerla que facturar significaría perder el avión de vuelta a España y tener que vivir la pesadilla que ya vivimos Judith, Encarna y yo del Stand by. Compañeros de Isban, no la esperéis el lunes.
Yo por mi parte me compré un estúpido juego de electroshocks que nos ha dado bastante juego durante el viaje y que estoy deseando probar con nuestros amigos en cuanto lleguemos a España.

¿Y el resto de Los Ángeles?

Después de comer en el hostel y electrocutarnos durante un rato (qué juego tan divertido), fuimos a buscar una buena vista de las letras de Hollywood en la que hacernos más fotos, para algo que es como habíamos visto en las películas había que inmortalizarlo. A través de un barrio residencial, en el que aprovechamos para hacer la compra de la cena en un supermercado carísimo con lechugas a 4 dólares, llegamos a una montaña que subiéndola a pie, encontrábamos la vista definitiva del famoso y mediático cartel. Allí un cartel avisaba del peligro de ser atacados por serpientes de cascabel, pero eso no impidió que nos hiciéramos mil y una fotos. Juntos, individualmente, de dos en dos,... Antes se podía subir por un sendero hasta casi las letras, pero desde hace algún tiempo está prohibido.

con la noche ya cayendo, era el momento de conocer algunos de los barrios más famosos de Los Ángeles. Después del buen sabor que nos dejó el Chinatown de San Francisco, donde se podían comprar souvenirs a muy buen precio, pensamos que sería muy buena idea visitar el barrio chino de Los Ángeles. No sé si llegamos demasiado tarde, eran las 20 o así, pero lo cierto es que la mayor parte de las tiendas y restaurantes estaban cerrados. Tan sólo estaban abiertas dos tiendas con productos demasiado chinos para nuestro gusto (incluidos unos playeros usados y sucios). Como estábamos solos entre aquellas pagodas y templos de palo, decidimos volver al coche y dirigirnos a Little Tokio a ver si estaba algo más animado antes de acabar siendo Chopsuey.

Little Tokio era tan soso como Chinatown pero con algunos restaurantes de Sushi abiertos y con algo más de gente. Una pena que nos hubiésemos comprado la cena, al menos podíamos haber comido algo distinto a las hamburguesas, las ensaladas césar y los burritos omnipresentes durante todo el viaje. Al menos Chinatown tenía los típicos edificios chinos, pero Little Tokio no. Con la decepción del barrio japonés, ni siquiera intentamos ir al barrio filipino. Fuimos directamente al distrito financiero para tener algunas bonitas fotos de los rascacielos de Los Ángeles de noche.

Entre rascacielos y rascacielos por no haber, no había ni coches. Eso sí, las luces de las oficinas de los rascacielos estaban en su mayor parte encendidas, tal vez la gente siga trabajando hasta las 22 de la noche, aunque nos parece poco probable. Varias fotos después nos dimos cuenta de lo que mucha gente ya nos había advertido, Los Ángeles es feo, feo y con muy poco glamour. ¿Dónde vivirá la gente de esta ciudad? suponemos que a las afueras.

Con la decepción de la ciudad, fuimos al hostel a tener el mejor momento del día, la cena a base de huevos fritos, bacon y salchichas que nos preparó Judith. Después de la cena, y mientras estábamos en el animado patio del hostel con nuestros amigos de Alicante haciendo la colada, se nos planteó una pregunta: viendo el fracaso de ciudad que es Los Ángeles, ¿Qué íbamos a hacer al día siguiente? La respuesta nos llegó rápido. Encarna y Mabel irían al Outlet a quemar la Visa cual Pretty Woman mientras el resto nos iríamos a Six Flags Great Mountain, un maravilloso parque de atracciones a una hora de Los Ángeles con algunas de las más salvajes montañas rusas jamás construidas. Está claro que este viaje es el de los parques temáticos. Al menos el último día en la ciudad parece entretenido.

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