martes, 14 de abril de 2009

DÍA 9 - 11 DE ABRIL

Las Playas de California


Aprovechando que hemos llegado a San Diego con una mañana de antelación, hemos decidido hacer turismo por la ciudad. El desayuno del hostel era bastante malo, así que hemos decidido probar suerte en alguna de las cafeterías de los alrededores.


Después de desayunar nos hemos dirigido hacia la zona de Coronado, una península conectada con San Diego donde se encuentra el famoso hotel Coronado, donde se han grabado cientos de películas y series. Este hotel es uno de los reclamos turísticos de la ciudad. En él habita el fantasma de una mujer que se suicidó desde lo alto de la torre del hotel.




Según llegamos todos corrimos a la playa, era nuestro primer contacto con las playas californianas. Todo es muy similar a las películas, las casetas de los vigilantes de la playa, la gente jugando al volleyball, los surfistas que hace años que dejaron la treintena y ya no poseen cuerpos de escándalo y la típica pareja enamorada paseando a su labrador.


Lo que no dicen las películas es que el agua del Océano Pacífico está tan fría que reactiva la circulación de modo inmediato. No pudimos de todos modos resistirnos a mojarnos los pies en el mar y chapotear. Dando un paseo por la playa, llegamos al hotel Coronado y de ahí decidimos volver al coche.

Nuestro siguiente destino era la Jolla (con 'll'). Esta zona de San Diego también posee algunas excelentes playas. El tiempo nos acompañó por lo que pudimos tumbarnos en un cesped al borde de un acantilado con el mar de fondo. Allí, rodeados de confiadas ardillas que se acercaban para que les diéramos de comer, tomamos un poco de aliento.




Andando por el paseo marítimo de La Jolla nos encontramos con una playa habitada por una colonia de focas que ajenas a los turistas que por ahí pasábamos, tomaban el sol tranquilamente a escasos metros de nosotros. De vez en cuando se acercaban al mar para refrescarse y volvían a salir para tumbarse al sol.




Seguimos por el muro a orillas del mar hasta que nos entró el hambre, pero al ser más de las tres en ningún sitio tenían ya la cocina abierta, así que decidimos coger el coche para volver al hostel y de ahí poner rumbo a Tijuana. Por el camino paramos en un Jack in the Box, una especie de McDonalds con comida de primeras un poco más sana.


Ándale




Una vez dejamos el coche en el parking del hostel, andando tres manzanas, llegamos a la parada de trolebús que nos llevaría a Tijuana. Allí encontramos a un hombre cubano que nos advirtió de lo peligroso de Tijuana y de que no se nos ocurriera estar allí más allá de las 20,30 o 21 de la noche. Al parecer cada día hay varios muertos en Tijuana y más de un turista vuelve desplumado a San Diego.

Con este panorama nos subimos a un trolebús donde aparte de bastante gente latina, también había turistas. Según iban pasando las paradas, los turistas iban escaseando, hasta que nos encontramos rodeados de varios hombres mejicanos sin mucha cara de buenos amigos. En la última parada personalmente no me sentía cómodo con la situación de llevar a cinco mujeres al centro de una ciudad peligrosa de escaso valor turístico. Algunas de las chicas tampoco tenían buenas sensaciones. Así que Mabel y Judith, se quedaron con las ganas de ver Tijuana y nos quedamos en los alrededores de la estación. Eso sí, Judith ni siquiera cruzó la frontera para comprar tabaco.

Allí, en la frontera, un supermercado latino, algunas tiendas de ropa de mercadillo y un todo a cien donde las chicas lo han dado todo comprando Carmex y maquillaje caducado a precio de saldo. Eso sí, ellas no sabían que era caducada hasta que no se montaron de nuevo en el Trolebús y MJ descubrió el engaño. De Tijuana no hay fotos por el acojone general de perder la cámara, así que os dejamos con una bonita foto de las chicas en la playa.



La excursión a Tijuana ha sido un fracaso, pero hemos estado cerca. Hay veces que es mejor no arriesgar más de lo justo y no llevarnos un susto. De vuelta al hostel pensamos que lo mejor fue la decisión que tomamos, más aún cuando los dos chicos mejicanos con los que compartíamos habitación nos dijeron que ni ellos mismos se atrevían a cruzar a Tijuana, que no era ni una ciudad bonita, ni segura para ellos mismos.


De vuelta al hostel compramos algo de comida para hacernos en el hostel y descansamos. Pese a ser sábado y estar San Diego bastante animado (no sabemos si por el Spring Break), no nos apetecía más que dormir y descansar. Al día siguiente queríamos ir a ver ballenas, al parecer entre diciembre y abril es la mejor época para avistar ballenas en la costa californiana.

2 comentarios:

  1. Me alegro de que no hayais ido a Tijuana y de que esteis todos enteritos. Pero una cosa... de lo que pusisteis para votar estais cumpliendo algo??? Y lo de fumar en el coche no vale. Bueno, menos mal que os salva lo entretenido que es el blog.
    Laura

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  2. Hola, menudas experiencias, una pregunta, en todas las películas americanas salen en los bares las famosas tartas caseras, pero según comentaís los desayunos no merecen la pena, ¿Donde están las tartas caseras americanas?. Sobre lo de Tijuana habeís hecho bien más vale no arriesgarse. Un beso para todos y seguir pasándolo bien. Olgui tengo muchas ganas de verte. Bea

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