miércoles, 15 de abril de 2009

DÍA 10 - 12 DE ABRIL

Domingo en el parque

San Diego se levantó con un sol espléndido. Hoy teníamos que ir a ver ballenas y también visitar el parque Balboa de la ciudad, donde se encuentra el famoso Zoo de San Diego, de ahí ya nos iremos para Los Ángeles, donde estaremos los próximos cuatro días.



Después de desayunar en el hostel algunas de las cosas que compramos ayer en el supermercado, arrancamos hacia el puerto donde coger la excursión para ver ballenas. Un crucero de tres horas cuesta 35 dólares, unos 27 euros. Cuando llegamos al puerto tuvimos nuestra primera decepción del día, al no haber reservado plaza, el crucero estaba ya cubierto y nos teníamos que quedar en tierra.







Lo intentamos en otra compañía, pero tampoco pudimos. La época de avistamiento de ballenas está a punto de finalizar, y muchas compañías ya no se atreven a hacer estos cruceros por si los turistas no ven ballenas. Con este pequeño contratiempo, decidimos cambiar los planes.



La nueva idea era ir al parque Balboa y de ahí coger la carretera de la costa hasta alguna playa donde pasar la tarde al sol. El parque Balboa es uno de los lugares más turísticos de la ciudad. Con varios edificios inspirados en la arquitectura española, es aquí donde se encuentran la mayor parte de los museos de la ciudad: de fotografía, de bellas artes, de arte contemporáneo, de escultura, etc...



También podemos encontrar un pequeño jardín botánico gratuito que merece la pena ver, un teleférico que cruza el parque y el famoso Zoo de San Diego, al que no entramos por lo elevado de su precio. Con el tiempo que hacía, Judith prefirío quedarse tomando el sol.



El resto paseamos por el parque hasta que encontramos el medio de transporte ideal para visitar el parque Balboa, un carricoche bicicleta de 5 asientos con el que pasear a la vez que hacíamos algo de ejercicio, que ya nos va haciendo falta con la comida basura que nos estamos metiendo.






Después de varios atropellos, semivuelcos y espectáculos varios por el parque, nos dimos cuenta que la zona para recorrer con el vehículo era bastante pequeña, aún así disfrutamos dando el cante por el parque.


Tarde de playa en Encinitas


Desde el parque nos despedimos de San Diego y cogimos el coche con la intención de de pasar la tarde en una de las playas que encontrásemos por la carretera de la costa. Aquí, la costa no está repleta de pueblos, sino que es un continuo pueblo donde no hay zonas sin construir. Los semáforos son continuos y los chalets de playa constantes.



Paramos a comer en un restaurante a pie de carretera. Le estamos empezando a coger el gusto a esto de dejar la propina a las camareras que nos atiendan, me explico. No es por pagar entre un 10% y un 15% más. Es que las chicas que nos han atendido son especialmente simpáticas y te tratan con mucha atención para que su propina sea decente. Es un método distinto al español, pero acabas cogiéndole cierto gusto comparándolo por ejemplo con lo bordes que suelen ser por norma general los camareros del Vips. La chica que nos atendió aquí era tan adorable que Judith y yo estuvimos a punto de llevárnosla para España. Nos invitó al café y todo.






Después de comer, nada mejor que reposar a la orilla del mar. Encontramos la playa de Encinitas a cien metros del restaurante donde comimos. Para acceder a ella bajamos por unas escaleras enormes. La arena era bastante fina, pero el mar, aparte de estar helado, no estaba muy limpio.



La playa aquí, como todo en Estados Unidos, es enorme. La vista no permite ver el final. Mientras las chicas se tumbaron plácidamente a broncearse, yo preferí hacer un poco de ejercicio y me dediqué a correr por la costa cual Vigilante de la playa. Las agujetas están haciendo estragos, 10 días de hamburguesas han mermado mi forma física.


MJ al poco de tomar el sol también decidió pasear por la costa y tener su momento. A las 18 de la tarde decidimos levantar el campamento e ir rumbo a Los Ángeles. Por el camino, al ver el atardecer que se estaba poniendo, pensamos que lo mejor sería encontrar una playa donde disfrutarlo. Y qué mejor playa que la de NewPort Beach de la serie O.C. que vuelve loca a Olga. El sol desapareció rápido y nosotros continuamos nuestro viaje a Los Ángeles.






Bienvenidos a L.A.


A los 15 minutos de salir de la playa cogimos la caravana del Spring Break de entrada a Los Ángeles, algo así como los atascos de la nacional VI de Semana Santa, pero en carreteras de 6 carriles. La entrada a Los Ángeles con los rascacielos al fondo nos hacia presagiar una ciudad de dimensiones enormes.







Nuestro hostel está en el mismísimo Hollywood Boulevard, el famoso paseo de las estrellas. El hostel también merecería un post aparte. La fiesta aquí es mucho más alta que en el resto de hostels, la gente está en las terrazas del centro y el ambiente se ve mucho más animado. Es casi como una de esas fiestas de las películas americanas.


Después de cenar y tomarnos algo con un grupo de chicos españoles de Alicante, nos metimos en la cama. Al día siguiente tenemos una de las visitas más espectaculares del viaje, los Estudios Universal

3 comentarios:

  1. hola Jud!! que envidia que lo estáis pasando pirata!!mi talla es la misma que Meri, y el modelo era "charmer" o algo así, pero me fío de tu buen criterio.de todas formas si las encuentras bien, y si ya habéis comprado pues nada, que no importa,vamos que no te líes buscando sólo para mí.
    jo, insisto con lo de la envidia.disfrutad de lo que queda
    besos. Silvia

    ResponderEliminar
  2. Oye, oye... ¿Entonces no habéis ido a Tijuana? ¡Qué falta de respeto a la democracia de este blog! :P

    ResponderEliminar
  3. Quiero más!!! Estoy superenganchado al blog!!! jajajaja. Chicos, me alegro de que lo estéis pasando tan bien, no sabéis la envidia que me estáis dando. Un besito muy grande para todos!!!!

    Juan

    ResponderEliminar